(Publicado en el Diario Olmeca)
“Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti”…
Apocalipsis 3:3
Quiere, pero no puede…
alfredocalderon@hotmail.com
“Lo que natura no da, Salamanca no lo presta”, José Carlos Ocaña es un buen chavo que aunque quiere, no puede, no tiene capacidad política y mucho menos operadores genuinos que rindan los resultados que se le demandan. En el trienio pasado se acusó –sin comprobar- a Mayans Canabal de haber comprado la conciencia de algunos diputados lo cual redituó en la viabilidad política del H. Congreso. Ahora que parece que el responsable de la política interna ni siquiera voltea a mirar hacia el parlamento; la parálisis legislativa es total e inocultable, la gobernabilidad exhibe severos huecos que ayer dieron la muestra palpable que la oposición no requiere regresar a la violencia para dejar sentado la inoperatividad de Ocaña Becerra, quien al parecer no da una.
Y es que, parafraseando la sentencia de Rousseau, “no puede haber expresión adecuada de la voluntad popular si existen diputados pobres tan pobres que no tengan más alternativa que vender su voto, y diputados ricos tan ricos que puedan comprarlos sin dificultad”. Los tiempos demandan una política de resultados y es allí donde José Carlos Ocaña no puede operativamente porque políticamente se mueve como un ser lisiado y anquilosado que se quedó en los esquemas del siglo pasado. El H. Congreso está en crisis porque hay un coordinador preso de resistencias que no entiende que el mandato de la sociedad obliga al respeto en la nueva correlación de fuerzas políticas en un parlamento altamente politizado; a hacer, del diálogo, la negociación y los acuerdos, las herramientas cotidianas del quehacer político, un llamado a que nadie se quede sin hacer política, pero con humildad, dándole honor a la palabra en beneficio de los más jodidos, por eso las demás fracciones opositoras al PRI y sus aliados elevan una y otra vez la voz, estiran la liga hasta lograr consensos o reventar –como sucedió ayer- la viabilidad parlamentaria de la Cámara de Diputados local, lo cual indica que el trabajo realizado por José Carlos Ocaña como directamente responsable no es eficiente, nadie dice que dentro de la pluralidad sea tarea fácil, pero tampoco: imposible.
Imposible –como ayer- será y seguirá siendo, mientras se tenga en el H. Congreso un buen chavo como José Carlos Ocaña Becerra que lejos de hacer de la política un punto de convergencia, más bien parece “chivo en cristalería”, sus frutos están a la vista, su tacañería e insuficiencia política no da para más; pues cual arrastrado vasallo, arriba, muestra las vértebras y rinde cuentas: malas por cierto, porque hasta para ser malo y perverso hay que tener clase. Anote, el H. Congreso requiere la mano diplomática, pero firme de un político inteligente para tratar los asuntos delicados en el H. Congreso, sino rinde José Carlos Ocaña, habrá que esperar su salida o que siga regando el tepache, pues no logra entender que su trabajo es hacer política, pues no se trata de doblar a la fuerza a quienes por dignidad enfrentan el momento y se niegan a levantar el dedo como muñecos autómatas, sin el menor ápice de vergüenza ni dignidad. Es evidente que este “buen chavo”, quiere, pero no puede…
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