lunes, 24 de enero de 2011

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Desaparecen costas de Tabasco
Fuente: Diario Presente / Por: Ignacio Ríos / Paraíso, Tabasco, Domingo 23 de Enero de 2011 11:31 hrs
Agencia: SIT/ DIARIO PRESENTE

El mar avanza destruyendo terrenos, casas y hoteles. Ninguna obra ha funcionado para detener la erosión a causa del cambio climático

Destrozadas por las fuertes olas, la erosión marina y los frentes fríos del 2010, alrededor de 50 casas en la zona de Chiltepec, Pénjamo y Playa Bruja, se encuentran destrozadas, deshabitadas y otras a punto de colapsar. No hay ayuda oficial, no hay obras que puedan detener el fenómeno, salvo en Sánchez Magallanes donde colocan etnoductos.

En Pénjamo, el panorama es desolador: casas pendiendo a la mitad sostenidas sólo por cunas de arena, pilotes inclinados por la fuerza del mar que no pueden contener el aumento del agua por el descongelamiento de témpanos y palmeras de 10 metros que yacen desgajadas completamente desde sus dos metros de raíces.

Otras viviendas han sido desmanteladas al ser abandonadas por las propietarios, pero algunas quedan a la intemperie, sin techo, arrancados por los fuertes vientos y sólo con estructura de las mesas y sillas de concreto que se estilaban construir.

En su alrededor la zona luce catastrófica: la tierra-arena socavada por la fuerza de las olas, raíces de palmeras a la intemperie, el mar en los últimos tres años- se ha metido cinco metros.

La playa luce más profunda, según don Benito. En la zona el temor se ve reflejado en los rostros de los lugareños que no dan crédito a la rapidez en que las casas de playas, algunas y otras arraigadas, a la zona, por la producción coprera, ven que año con año, pero sobre todo con los pasados frentes fríos, hasta la privada de Playa Bruja, propiedad de don Fernando Peralta de la Rosa, se vieron afectadas.

Ruinas que asombran

Una larga losa cuelga de una de las casas de campo de las cuatro, tipo medio residencial, que don Benito vigila, aunque éstas ya lucen desmanteladas. Doña Rosaura Olán Córdova, de Comalcalco, se acerca a la zona y mira asombrada: mira hija (le dice a su nietecita) cuando venimos con tu tía María en las vacaciones (julio) las casas de ahí todavía estaban y ahora ya no. En efecto, entre la arena yacen estructuras de cemento y varilla.

Nada contiene la fuerza de la naturaleza. El cambio climático llegó para quedarse. Para mantener la erosión, para arrastrar las costas, para ampliar el mar. La pérdida de hielo marino acelera las inundaciones y el aumento de mareas hacia las costas, para don Benito Mendoza, mucho tiene que ver con las escolleras colocadas en la barra de Chiltepec, que al proteger aquella zona, el impacto del oleaje se convierte más agresivo en Penjamo-Playa Bruja.

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