domingo, 30 de enero de 2011

Solo en Domingo: Francisco Peralta Burelo / Columna / Ene 30

(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

Abuelos, más que achichiguadores de nietos

Ah, los abuelitos y las abuelitas. ¿Cómo fueron hace años y cómo son ahora? ¿Será que sigan siendo iguales los de hoy y los de antaño?

¿Cómo eran antes los abuelitos y los abuelitas, las mamá-Candita o los papás-Len? ¿Cómo son los de ahora o, dicho de otra manera, cómo somos los que antaño fuimos nietos y ahora somos abuelos y abuelas? "Yo, soy una abuela consentidora", me dice Panchita Aristigue; "mis nietos pueden hacer las travesuras que quieran y yo ni les llamo la atención ni los castigo".

Platica que su hija de vez en vez le reprocha su falta de energía con sus nietos. "A nosotros si nos castigabas, pero a ellos los dejas hacer lo que quieran y no les dices nada", comenta que le reprocha "Yo ya eduqué a mis hijos, ahora que ellos eduquen a sus hijos", se deslinda con la mayor naturalidad del mundo, Doña Panchita.

Quizá en esencia los abuelos y las abuelitas sean iguales hoy y antes… o tal vez un poco diferentes (pero no mucho). Unos cariñosos, tolerantes, obsequiosos, con sus nietos; otros, severos, regañones, agarrados.

Algunos andarán para arriba y para abajo con sus nietos, los que presumirán a sus amigos y familiares y no se cansarán de platicar sus últimas puntadas y travesuras.

Unos serán buenos abuelos y otros regulares (aunque por ahí se dice que no hay mejor padre que un abuelo). Igual con las abuelitas; las abues, en general, o los abues, o el papá equis o mamá erre, como le decían antes a éstos y a éstas los nietos y nietas de antaño.

Unos se dejarán montar por los nietos, haciéndola de caballito de ellos, le aventarán la pelota, se echaran sus carreritas, se los sentarán en las piernas, le harán todos sus caprichos, les celebrarán sus gracias (y hasta sus travesuras), se preocuparán ante cualquier malestar del pequeño, se abrumarán con su llanto. Otros… también. Cómo dicen, ¿quién no va a adorar a sus nietos? El caso de las abuelitas es todavía más significativa, porque éstas, sobre todo mientras la mamá aprende todos esos menesteres, ayudarán a cambiar pañales, a preparar alimentos, a darle, cuando es el caso, su medicina al nieto y desde luego tendrán que aconsejar a la novicia.

Antes, con la mamá en casa, porque hacia la parte media del siglo pasado escasas madres trabajaban fuera del hogar, las abuelas poco tendrían qué ver con los nietos pequeños (o con los recién nacidos), porque las que se fajaban con sus hijos eran ellas, dedicadas en gran parte a la crianza de sus críos.

Hoy, con tanta mujer que trabaja, la abuelita --y a veces el abuelito-- tiene un nuevo rol: hacerse cargo de los críos de sus hijas --principalmente; no tanto de sus hijos--, sobre todo cuando están pequeñines, porque pasado el primer año de vida éstos van a parar a guarderías y luego a una gama de sitios fuera de su hogar.

A las nietecitas entradas en juventud las abuelitas solían guardarle secretos que las mismas nietas les confiaban. Eran algo así como sus confidentes (o sus cómplices) de cosas que no querían que su mamá supiera. Hoy también debe ser así, aunque --por tristeza-- las familias modernas no están tan integradas como aquellas de antaño. Las que en un momento dado le decían a su hija que no fuera tan severa con su nieta, en cuya defensa salían.

A veces era el nieto o la nieta el único, o la única, que le hacía caso al abuelo o a la abuela olvidados por el resto de la familia y casi condenados a la soledad.

¿Qué tanto podría uno decir de los abuelos y de las abuelas, y más aun si uno a estas alturas de la vida ya es abuelo o abuela y tiene por allí uno o varios nietos pequeños y uno que otro mayor? ¿Usted lector, lectora, qué diría de sus abuelos y de sus abuelas o qué diría de ustedes mismo, si es abuelo o si es abuela? ¿Qué sería de este mundo sin abuelos y sin abuelas? ¿Qué sería de los nietos y de las nietas? ¿Si éstos no tuvieran un abuelo o una abuela les daría lo mismo? Seguramente no.

Y hasta aquí la dejo, lector, lectora, porque es hora de ir a achichiguar al nieto más pequeño de la familia…

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