domingo, 16 de enero de 2011

Solo en Domingo: Francisco Peralta Burelo / Columna / Ene 16

(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

¿Qué hacer con tanto automovilista descortés?

En Mérida --lugar a dónde nos debemos de ir si se acaba el mundo-- los automovilistas son sumamente corteses con los peatones, y más si se trata de mujeres o de personas de la tercera edad. Con qué gusto, con qué amabilidad, les ceden el paso.

Los meridanos, de por sí atentos y respetuosos, no le avientan el vehículo a nadie, no le suenan el claxon para que apure su andar, no le ponen mala cara ni le hacen gestos, menos le profieren un insulto. Esos detienen la marcha de su unidad y le dan todo el tiempo al peatón.

En Mérida la calle es más de los peatones que de los automovilistas, aunque esto parezca más un decir que una realidad. "Primero el peatón y luego el conductor" y la regla se aplicó sin que nadie chiste. Nada de "¡apúrate, pinche viejo!" o de que "no te me atravieses porque te paso encima".

Y eso vale para los automóviles, para los que conducen autobuses y hasta por lo que jalan calandrias; también para los bicicleteros. Y no nada más en la relación con el peatón, sino con cuanto conductor anda por las calles, que unos y otros se corren la cortesía.

Sí, sí, sí, y otra vez sí. Eso es así porque allí hay toda una cultura vial que ya quisieran otros lugares, y en donde ni siquiera es necesario sancionar a nadie porque todo mundo respeta esa ley y esa costumbre de ceder el paso.

En otros lugares hay que sancionar, y si es posible educar, a los conductores.

En el Distrito Federal, por ejemplo. Allí se han venido aplicando sanciones a los que no ceden el paso en cruces de cortesía u obstaculizan pasos peatonales. Ser descortés con un volante en la mano es causa de multa.

Este año cerca de treinta mil automovilistas defeños han sido multados por descorteses. Casi ciento sesenta y cinco al día, según cálculos que hace un reportero de El Universal. No dan el paso a otros vehículos y al pobre peatón le hacen pesada la vida, pues no le permiten atravesar una calle ni siquiera por encima de esos dichosos pasos peatonales.

Ya aquí en algunos lugares --Cárdenas, Paraíso, Comalcalco, en Villahermosa fue un fracaso este plan pese a las ganas que le echó Juanito Urcola desde su escuchado programa de radio-- se estila el "uno por uno" en el paso de vehículos. Empero todavía está en ciernes esa cultura. ¿El peatón?, ese con todo y las rampas y los pasos peatonales que se lo lleve su pinche suerte.

Claro, Mérida no es Villahermosa, y Villahermosa tampoco es Mérida. Aquí al peatón no se le da el paso; éste tiene que ganárselo casi exponiendo su humanidad. Y un conductor no deja pasar por nada del mundo a nadie antes que él, aunque luego se queda atravesado a media calle e interfiera el tráfico y genere grandes embotellamientos.

Aquí, sí, en Villahermosa, raro es el conductor cortés. Ni entre automovilistas taxistas, combieros, transbuseros, ni bicicleteros o motociclistas. Nadie le da paso a nadie y si anda de mal humor o con mucha prisa hasta puede aventarle el vehículo encima al inerme peatón --con todo y su paso peatonal-- o a quien con su máquina pretende ganarle el paso.

¿Cuántas veces no se ve a una afligida señora parada en el centro de esas avenidas de doble circulación --versus Méndez, por Atasta-- a la que le pasan cercanísimamente vehículos de lado sin que ningún conductor se detenga ni siquiera un poquito para ponerse a buen resguardo, aun llevando de la mano a una pequeña o a un pequeño? ¿En cuantas ocasiones un vehículo interfiere el paso de una transversal porque a sabiendas quien va al volante de que no alcanzará a pasar con el siga se avienta a lo loco?.

Claro que eso aquí en Villahermosa. ¿Y sabe usted lector, lectora, que es lo peor? Que tanto los sufridos peatones como los conductores hemos aceptado, y hasta sin chistar, el trato que nos dan esos energúmenos al frente de un volante a los que no solamente no se les castiga por ninguna autoridad, sino que ni siquiera son objeto ya de una sabrosa mentada de madre o de un gesto de desaprobación a su manera de ser.

Ya nos acostumbramos al mal trato. A tratar mal y a que nos traten mal. A no dar el paso y a que no nos lo den. ¿Por qué no comenzar a multar --como en el DF.-- a los automovilistas descorteses y gorilescos? Pues quizá lector, lectora, porque nos gusta la mala vida. ¿O no será así? Sí o para terminar: qué difícil es la vida en las calles de Villahermosa para el peatón y para el mismo conductor al que nadie cede el paso ni le corre la menor atención.

1 comentario:

  1. Me ha tocado pasar por varios lugares de la Republica Mexicana. Ciertamente la amabilidad o la cortesia no son uno de los valores de muchos mexicanos. Aun en el Distrito Federal estados del centro, el "uno por uno" no es aceptado por muchos. Las prisas de la gran ciudad limitan, presionan y condicionan.
    Las distancias son la condicionante. Muchas personas tienen que viajar una o dos horas para llegar a su trabajo. Algunos salen del Estado de Mexico a las 7 de la mañana en el Tren Suburbano, para llegar a sus trabajos a las 9 de la mañana. Otros lo hacen a la inversa, salen del DF al Estado. Ambos bandos dicen que hay mejores salarios del otro lado. Eso no está a discusión. Los mas afortunados, solo viajan en su sitio alrededor de 15 a 30 minutos.
    En Villahermosa no es fácil encontrar a un taxista que nos de el paso, pero lo peor no es eso, sino el hecho de ver pasar los taxis VACIOS a cualquier hora, y que no nos "levantan". No todos podemos tener un vehiculo.
    Alguna vez estuve mas de una hora, fuera de la Casa de la Cultura, por el malecon, y pasaron muchos taxis. Un radio taxi, con un muchacho muy amable, me vio, y sin que lo llamara se detuvo. Al principio senti temor (¿por qué será?), pero me insistio. Gracias a Dios fueron temores infundados, porque me llevo a donde iba, y en el camino me dijo que ya habia pasado con un cliente y me vio bajo el sol.
    Solo detalles.
    La vorágine de las grandes ciudades consume los principios, los valores, el tiempo... y la educación vial.
    ¿Sería la solución, solo levantarnos mas temprano?

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