sábado, 8 de enero de 2011

PRESIDIUM: Maryichuy Castillo / Columna / Ene 08

(Publicado en el Diario Avance Tabasco)

Son objetos de museo.

Los “Reyes”, pasan de largo, algunos por curiosidad, solo por curiosidad, quizá recuerdan viejos tiempos, se detienen en el local donde un solitario vendedor, exhibe juguetes de madera, artesanías, les llaman ahora. Desde hace más de un mes, en la zona remodelada, al igual que otros puestos, se ha instalado el de artículos que a muchos cuarentones les trae buenos o malos recuerdos. La llegada de los Reyes Magos, era esperada con ansias por quienes ya sabíamos, que los juguetes que recibiríamos, serían para entretenernos y compartir juegos con amigos, por muchísimos días. Los yoyos, los baleros, trompos, pirinolas, tiradores, caballitos de madera, carritos, muñecas de plástico, juegos de te del mismo material, las pelotas, servían para fomentar la convivencia desde pequeños con muchos compañeros. Las competencias de baleros, trompos y canicas, entre otros juegos, eran motivo de conatos de pleito que no llegaban a mayores por la intervención de los otros amigos. Los que no alcanzaban baleros de colores o ya de perdis sin pintar, se las arreglaban para fabricarse uno con una lata hilo y palo para entrar en la competencia para acumular un buen número de puntos, inventar y tratar de llevar a cabo jugadas que el contrincante difícilmente pudiera igualar. Quienes saben de esto, lo mismo pasaba con las apuestas de trompos , yoyos y canicas, sobre todo de estas ultimas, ganar las de la suerte, las de agua o las de varios colores, se convertía en un verdadero reto y claro un valioso botín. Pero llegó la tecnología, arribamos al primer mundo, con la invasión de juguetes primero de los vecinos gringos, a los cuales solo basta apretarles un botón para que ellos hagan todo, que hacen de nuestros pequeños espectadores pasivos, y en el caso de los videojuegos hasta los atonta. Ni que decir de los artefactos chinos que en muchas de las ocasiones, aguantan entrega, hasta quinielas se hacen para tomar el record de tiempo en que habrán de romperse. En fin que aquellos juguetes tradicionales ahora son ya de museo.

De testigos.- Por más que los defensores del pueblo con toda la fuerza de su voz, pretendan denostar al Gobierno, la realidad les golpea la cara. La mala leche de señalar que desde las tres de la mañana quienes por su gusto hicieron cola en las puertas de la Quinta Grijalva, no tiene lo que le da sombra al cacao. Las fotos de caras alegres de los pequeños y de sus padres así lo demuestra y en una más de sus incongruencias, reconocen que a nadie se obligó a ir. Como diría el siempre recordado Fernando, el caso es joder.

De acusados.- A quienes se tomaron la molestia de hablarme para alertarme, gracias, no fui yo.

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