jueves, 25 de noviembre de 2010

Doble Filo: Homero T. Calderón / Columna / Nov 25

(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

¿A quién importan nuestros jóvenes?

UNO: Recientemente, Gregorio Arias, amigo muy cercano a los afectos de este columnista, tuvo (tiene) la desgracia de no saber de su hijo Santiago de 17 años. Un mal día fue secuestrado a la salida de su escuela y hasta el pasado martes 23, no se sabe de su paradero. ¿Importa a los administradores de la ley tabasqueña su desaparición? No creo.

DOS: El viernes 19 pasado, una niña de doce años, Zulemy Pérez Morales, fue arrancada de su inocencia por un pinche animal de veinte años, que segó su vida porque --presuntamente-- la niña se reía de sus intenciones de hacerla su mujer.

¿Cómo no iba a reírse la niña de las pretensiones de un pendejete si era apenas un capullo en formación? TRES: El pasado abril --hace ya 8 meses-- tres jovencitas veinteañeras --Jazmín Itzel Pérez Hidalgo, Dayra Isamara Gallegos Pereyra e Ivonne Guadalupe Fuentes Ramos-- fueron bárbaramente asesinadas en Cárdenas por una runfla de ventajosos que aprovechándose de su fuerza, segaron sanguinariamente sus vidas.

CUATRO: Hace ocho días, el martes 15 de noviembre, en Jalpa de Méndez fueron acribillados por el Ejército y la Marina dos jóvenes de 21 y 23 años de edad, Víctor Manuel Chan Javier y Ramón Pérez González, respectivamente, en un aparente --en los hechos inexistente-- retén militar.

Tan sanguinaria ejecución, "haiga sido quién haiga sido", por parte de criminales sin conciencia o la Fuerza armada legalmente establecida, no deja sino un sentimiento de vergüenza e indignación en todo Tabasco, que en los hechos cotidianos ni siquiera es tomado en cuenta.

Podríamos preguntar, después de hechos tan lamentables y salvajes, ¿cuál ha sido la reacción de nuestra autoridad para resolver tan sangrientos sucesos? Un silencio absoluto. En el caso de las muchachas de Cárdenas, se hicieron algunas indagatorias, algunas pesquisas y --luego-- todo se llevó al expediente de los casos sin resolver.

En el caso de los jóvenes asesinados en Jalpa de Méndez, ninguna autoridad del estado se ha hecho cargo del asunto. Ningún deslinde, ninguna promesa de aclarar algo.

Todo se deja al paso del tiempo. En Tabasco nos estamos acostumbrando callar, a hacernos pendejos. En el caso de Santiaguito, el hijo de Goyo Arias, todo se le ha dejado que lo resuelva Goyo con sus propios medios, como si no hubiera autoridades judiciales. No se ve en la autoridad del estado algún rasgo de piedad, de indignación. Por eso sobresale la marcha que en días pasados el pueblo de Jalpa de Méndez inició para protestar silenciosamente contra las Fuerzas del Ejército y la Marina, que tras el proditorio asesinato de los dos jóvenes, abandonaron Tabasco en medio de la noche.

No ha sido su retirada con honores, con el aval de la población. Fue una retirada vergonzosa que no habla muy bien del honor de nuestras fuerzas armadas. Es una lástima que esto suceda en Tabasco, donde impera la impunidad y la injusticia, mientras alguien no nos demuestre lo contrario, ¡Abur!…

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