domingo, 24 de octubre de 2010

Sólo en Domingo: Francisco Peralta Burelo / Columna / Oct 24

(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

Cocodrilo a bordo

“Ya sabes tú lo que pasaría en un salón repleto de mujeres en donde repentinamente se apareciera una ratita: no habría una sola mujer que permaneciera tranquilamente sentada en su lugar. Todas pegarían de gritos, correrían de un lugar a otro, las más agiles se treparían a una silla o una mesa; algunas entrarían en crisis nerviosa”, me comenta Ferdusi Bastar Mérito. “¿O no es así?”, me pregunta.

Sí, una simple ratita --o un ratón-- produciría escenas de pánico en un lugar cerrado (y hasta en uno abierto). Tiene razón Ferdusi. ¿Pero se imagina usted lector, lectora, lo que ocurriría en un sitio ocupado sólo por caballeros valientes en donde lograra colarse una serpiente?. Igual pondría a correr a medio mundo.

El propio Ferdusi Bastar me platicó de aquella vez --que no le tocó presenciar, pero que le platicaron compañeros suyos-- en que una dama recién llegada del Distrito Federal habló angustiada a Teléfonos de México para solicitar auxilio porque un monstruo se había metido a su casa y temía por su vida. “Fueron todos corriendo para ver qué podían hacer por ella y que se encontraron con que el motivo de su asunto no era más que la primera iguana que ésta veía en su vida”.

Eso me hizo recordar aquella vez que Otto Wolter Peralta --que en Comalcalco llegó a cobrar fama por sus travesuras-- puso a punto del infarto a Mamerto González, una persona mayor que él pero con la que se llevaba fuerte, al soltarle dentro de su camioneta una nauyaca ya se imaginará usted lector, lectora el tremendo susto que este buen hombre sufrió al abordar su vehículo y encontrarse con ese reptil dentro de él.

Aquí, en Villahermosa, cuántas personas no han visto dentro del patio (o jardín) de su casa un cocodrilo o un lagarto. Algunas ya hasta les tirarán de comer, pero otras habrán recurrido al pie para qué les quiero (pero, bueno, eso es parte de vivir en algo así como en la selva o en el pantano).

Esta son anécdotas. O acaso hechos reales. Parte de la vida de algunas personas. Meros dichos, como ese de que a las mujeres las aterran las ratas y los ratones, y a veces hasta las cucarachas y toda esa especie de alimañas de nuestra fauna nociva ( y a los hombres --sí, como ño, diría Cosme Zurita-- nada, porque esos son muy valientes y nunca entran en pánico).

Bueno, ¿y a qué viene todo esto?, diría usted lector, lectora. Y tendrá razón en hacerse la pregunta. Ahí les voy. Parecerá una historia chusca pero fue una tragedia; o al menos en eso terminó. Se las platico.

En agosto de este año un avión, con veinte pasajeros a bordo y su respectiva tripulación, se estrelló cerca del aeropuerto de Bandundu, República del Congo, cuando estaba a punto de aterrizar. Murieron todos, según el reporte de aeronáutico, aunque sobrevivió uno, que meses después apareció. No se encontraron fallas mecánicas y por un buen tiempo se ignoró la causa del siniestro.

Hace pocos días se hizo visible ese inesperado sobreviviente, quien develó el misterio que envolvía los hechos. Un pasajero --dijo-- llevaba en su maleta de mano un pequeño cocodrilo, que en un momento dado escapó y comenzó a correr por los pasillos del avión, sembrando pánico en la aeromoza, que corrió desaforadamente hacia la cabina de mando, y en los demás pasajeros, que corrieron detrás de ella en estampida, con lo que provocaron la pérdida de equilibrio del aparato y su caída a tierra.

Parece inaudito, pero así fue. El sobreviviente --narra-- se percató que el causante de la tragedia no había muerto en el accidente aéreo y con un machete de propia mano lo partió en dos pedazos. Terrible, ¿verdad?.

¿Usted nunca, lector, lectora, se ha fijado si algún compañero de vuelo lleva en su maleta de mano --desde luego que ilegalmente y burlando la revisión del caso-- un cocodrilo o un lagarto pequeño, una víbora, una rata o un ratón, una yerba, o vaya uno a saber qué, que pudiera escapársele, caminar por los pasillos del avión y sembrar pánico entre los viajantes?. Allá en el Congo, en Los Emiratos Unidos, en Egipto y en otras partes, podría suceder eso, en México no (así que ni se preocupe y tome esto como una mera anécdota).

P.D. Un saludo para la comalcalquense Migadalia Ruiz, lectora de Tabasco Hoy y de Sólo en Domingo.


fcoperalta42@hotmail.com

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