domingo, 3 de octubre de 2010

Opinión: Víctor Manuel Barceló R. / Oct 03

Quince de septiembre: aurora libertaria.
IV y último.

Recordábamos que el proceso mexicano por la independencia de España, duró once años. Hidalgo lo inicia -15 de septiembre de 1810- alcanza a darle contenido social, agrario, obrero, cultural; todo en nueve meses, hasta que le alcanza la traición, el juicio y fusilamiento en Chihuahua, el 30 de julio de 1811. Le suceden varios caudillos. Sobresale José María Morelos y Pavón quien, tras combatir cinco años, vencer militarmente y conformar gobiernos locales, mediante decretos, proclamas y una Constitución en Apatzingán -de claro contenido social, agrario y sentido de patria, libertad y soberanía popular- es apresado, enjuiciado y fusilado el 22 de diciembre de 1815.

Casi seis años más mantienen los insurgentes a raya al ejército realista –imperial- en el sur del territorio, con guerrillas por otros sitios. Vicente Guerrero (Tixtla, 1783 – fusilado en 1831) hijo de campesinos y arrieros mestizos, es el rayo que aparece por diversos rumbos. Pedro Ascencio y Guadalupe Victoria se mantienen en la lucha. En 1816 Fray Servando Teresa de Mier convence a Francisco Xavier Mina para combatir por la Independencia, en Nueva España. Penetran por Soto la Marina en abril de 1817, Tras varios combates, Mina es apresado y fusilado en noviembre. Empiezan tiempos difíciles para la lucha.

Nicolás Bravo es hecho prisionero al iniciarse 1818. Leona Vicario, Andrés Quintana Roo y varios jefes militares, aceptan el indulto. Victoria y Guerrero deniegan indultarse. Reorganizan fuerzas y dan batallas que pierden y ganan en 1818 y 19. A principios de 1820 reaparece Agustín de Iturbide, hijo de acaudalado español. Vencedor y vencido por insurgentes. Conjurados de “La Profesa” –clero, ejército y virrey- le nombran Comandante general para “aplastar” la revolución. Buscan anticiparse a la aplicación de la Constitución liberal española de 1812. Querían independencia para mantener fueros y privilegios.

Iturbide pierde en combate, se convence de la fortaleza de los insurgentes. Manipulador, diseña como lograr sus sueños imperiales y, traicionando instrucciones, propone y logra convencer a Guerrero –“La patria es primero”- de unirse, por la independencia. Lanzan el “Plan de Iguala” en 1821 -proclama de independencia y propósito para establecer un gobierno mexicano-.

Tras convenios y convencimiento de militares, insurgentes y al nuevo virrey, constituyen Iturbide y Guerrero, el “Ejército Trigarante” (las tres garantías: Religión Católica, Independencia de México y Unión, entre bandos en guerra). Al frente del mismo, llegan a Ciudad de México, el 27 de septiembre de 1821, consumándose así la separación definitivamente del imperio español. Al día siguiente, la Junta Gubernativa proclama el Acta de Independencia. Casi de inmediato es entronizado Iturbide como emperador. La fase armada de la insurgencia termina e inicia la búsqueda real de independencia y libertad para el pueblo sojuzgado, que aún no culmina del todo, para conformar una patria republicana, federalista, laica, igualitaria y antiimperialista.

La lucha armada por la Independencia es un proceso que termina como tal, el 24 de febrero de 1821, con la proclama del “Plan de Iguala” y la formación del ejercito “trigarante”. Fue un movimiento social que pugnaba por una nación, en que todos fueran ciudadanos y no vasallos; exigiendo nueva representación política y mayores aperturas económicas y sociales para pueblos y comunidades. Conviene ir a las fuentes históricas, para saber que “piedras se nos atraviesan continuamente en el camino” de la construcción nacional y volvemos a tropezarnos con ellas.

La emancipación de México del imperio español, se diferenció de otros movimientos similares de Hispanoamérica, por impulsar una transformación profunda en lo económico, social y político. Fue la primera revolución social de los tiempos modernos. El movimiento insurgente mexicano tuvo cinco elementos clave: -El liderazgo del clero rural; -La amplia injerencia de las masas rurales;-El manejo de la tierra como factor de cambio; -La participación de obreros –mineros- y -La elaboración de una ideología nacionalista (social, agraria, antiesclavista, igualitaria).

La falta de recursos para extender la guerra, lleva a que el movimiento, en su consumación, sea cooptado por criollos y peninsulares que solo buscaban mantener, acrecentar o lograr privilegios. Digamos, a la Ortega y Gasset, México es una nación; por lo mismo debemos tener y buscar una sola proyección hacia el futuro. Primero la Patria –dijo Vicente Guerrero- después los intereses de grupo o facción. Estamos a tiempo de lograrlo sin ruptura. Avancemos en esa ruta o cualquier cosa puede pasar.

Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com Vilah. Tab. 3-Oct-2010.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.