lunes, 18 de octubre de 2010

Opinión: Francisco Peralta Burelo / Oct 18

(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

Unidad, ¿qué significa eso?

Unidad… ¿Qué es la unidad?. ¿Cuando aquí en Tabasco se habla de unidad cuál es la connotación que se da al término?.

¿Unidad es jalar parejo? ¿Unidad es cerrar filas? ¿Unidad es subirse al mismo carro? ¿Unidad es luchar espalda con espalda? ¿Unidad es empujar juntos la carreta? ¿Unidad es defender la misma causa?

¿Qué se entiende por unidad en el código político tabasqueño, más allá de la connotación que a esta palabra dé cualquier diccionario gramatical?. ¿Juntarse?, ¿unirse?, ¿integrarse?, ¿dejar atrás viejas disputas?, ¿reconciliarse?, ¿confiar uno en otros?

Quién sabe qué signifique la unidad en el código político tabasqueño. Difícil también es saber –y a veces hasta imaginar—qué significado tiene esta palabra para los políticos y aún para nuestros hombres (y mujeres) de estado.

No hay por dónde encontrarle la cuadratura al círculo (o descubrir la acepción que a tal palabra se da en el vocabulario de la cosa pública). Como que a veces hasta nos resulta algo así como un término vacío, sin sentido, sin mayor precisión, ambigüo.

En estricto sentido no sabemos en Tabasco qué es unidad (o cuál es la unidad que se pretende o a la que se alude de diversas maneras, en diferentes lugares y por variados políticos, por funcionarios, hasta por gente del pueblo). Podría ser todo… pero también nada.

A lo mejor –o a la peor—ya no es sino una palabra convencional y retórica, tanto en boca de unos como de otros. Y sin embargo todos la pronunciamos, la invocamos, la demandamos, la deseamos.

¡Queremos la unidad por Tabasco!. Y así lo decimos unos y otros. Los del gobierno y los de la oposición; los políticos y los del pueblo. “Vamos a unirnos por el estado”, proclamamos; “vamos a dejar atrás las confrontaciones y la división”, proponemos. Sin embargo no ocurre nada.

La unidad es ya una simple frase. No más. Quizá ni siquiera un propósito colectivo (ni tampoco de ciertos sectores estatales). Hablamos de ella, la proponemos, ponderamos sus bondades, pero hasta ahí. Lamentamos la división, convenimos en el daño que hace a Tabasco y a los tabasqueños estar desunidos, pero nada más.

Ya llevamos casi dos sexenios hablando de unidad; también de división. ¿Qué hemos hecho los tabasqueños –y desde luego quienes nos representan y nuestras autoridades de todo ese tiempo— por darle sentido a esa palabra y por borrar de nuestro léxico la otra?. Muy poco, si no es que nada.

Lo que ha de pasar es que no sabemos qué es la unidad, cuál es su significado político y social, más que gramatical, y que carecemos de idea para construirla sobre los restos de una división, que tampoco tenemos a la mano la fórmula para convertirla en despojos.

fcoperalta@hotmail.com

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