martes, 26 de octubre de 2010

Edén Político: Pedro Lara Hernández / Columna / Oct 26

LA ALIMENTACIÓN EN MÉXICO

El pasado 16 de octubre, la Organización de la Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación (FAO), celebró el día mundial de la alimentación. ¿Pero qué está pasando con este proceso en el ser humano en el año 2010?

Dicen los que saben, que los seres humanos, al igual que el resto de los seres vivos necesitan, además del agua que es vital, una variada y equilibrada alimentación que es fundamental para la vida. Una dieta correcta debe contener cantidades adecuadas de proteínas, lípidos, glúcidos, vitaminas y minerales. La base de una buena nutrición reside en el equilibrio, la variedad y la moderación de nuestra alimentación. Pero en contraparte, la alimentación moderna urbana es desequilibrada, desestructurada y se combina con una vida cada vez más sedentaria.

Afirmaba Ludwig Feuerbach, “el hombre es lo que come”. Y por las condiciones económicas que viven las masas humanas en el mundo, el hombre come lo que puede, no lo que debe. Esto es grave, porque nos enteramos que hay en el mundo, 1,020 millones de seres desnutridos, -105 millones más que al año pasado-, 95 por ciento de ellos, viven en países en vías de desarrollo. Igualmente, tenemos 25 mil muertes diarias por hambre, 75 por ciento de ellas, son niños menores de 5 años. En México hay 5.3 millones de desnutridos, de los que 4 millones son niños. El Consejo Nacional de Evaluación de la política de desarrollo social (CONEVAL) dio a conocer que 23.1 millones de personas en el país no tienen para comer y, de éstas, 16.6 millones se encuentran en situación de extrema pobreza.

El pasado 23 de marzo del presente año, al inaugurar el primer Foro Regional de Salud Alimentaria en Villahermosa, Tabasco, el secretario de Salud, José Ángel Córdoba Villalobos, aseguró que la obesidad y el sobrepeso “han tomado magnitudes extraordinarias”, al grado de generar enfermedades crónico-degenerativas cuyos costos ascienden a más de 43 mil millones de pesos por consultas, y 25 mil millones en productividad a causa de incapacidades, y se teme que dichas cantidades se dupliquen en 2017. La obesidad se ha triplicado en los últimos 20 años, principalmente en la población infantil, y se empiezan a ver niños con diabetes tipo II desde los 10 años de edad; no sólo ocasiona diabetes, sino cáncer de colon, mama, matriz o útero, todas ellas enfermedades que disminuyen la esperanza y calidad de vida. Informó que en México hay cuatro millones y medio de niños, 42 millones de adultos y seis millones de adolescentes con sobrepeso u obesidad, resultado del cambio en los estilos de vida, ya que, por ejemplo, menos de 15% de mujeres y 25% de hombres mayores de 25 años hacen ejercicio.

En Tabasco el pasado 10 de abril del presente, el diputado local, Dr. Carlos Mario De la Cruz Alcudia, señaló que en base a su experiencia de trabajo en el sector salud, estima que más del 50 por ciento del presupuesto anual de la Secretaría de Salud en el Estado, que hoy asciende a más de 4 mil 634 millones de pesos al año entre aportaciones estatales y federales, se destinan a la atención de enfermedades crónica derivadas de la obesidad.

Observamos, que en los países pobres, la falta de alimento provoca la desnutrición y luego la muerte. Y que en los países ricos o en vías de desarrollo, la mala alimentación, provoca enfermedades como la obesidad, la diabetes, afectaciones cardiovasculares, hipertensión, osteoporosis, embolia, cálculos renales, prostitis y algunos tipos de cáncer. Todo por ingerir desproporcionadas cantidades de carbohidratos, grasas, harinas, sales; combinado con la falta total de ejercicio y una vida cada vez más sedentaria. De los malos hábitos alimenticios se deriva el 80 por ciento de los padecimientos actuales. Tenemos que en Tabasco siete de cada diez adultos padecen obesidad y sobrepeso.

Las empresas con mayores ganancias económicas, son quienes sin escrúpulos, venden alimentos condimentados artificialmente, con conservadores, fritos y con altos niveles de azucares, que no alimentan, pero sí enferman, a mediano y largo plazo, el cuerpo humano. Esto provoca un serio problema de salud pública para los gobiernos actuales, por el alto costo económico que implica atender a una sociedad cada vez más enferma.

Hace 2,400 años, Hipócrates afirmaba que nuestra alimentación era nuestra medicina. Sin embargo, vemos que falta mucha educación y conciencia en nuestro pueblo y gobierno, para entender que un país es rico y vigoroso en la medida que tiene una población bien alimentada y por lo tanto sana. Pero como desafortunadamente, la mayoría de los países del mundo somos pobres, eso significa, que nuestra población seguirá estando enferma.

Por eso coincido con el pensamiento hindú que profetiza: “Cuando el último animal muera, cuando el último vegetal se seque, quizá, el hombre entienda que el dinero no se come”.

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