sábado, 16 de octubre de 2010

Doble Filo: Homero T. Calderón / Columna / Oct 16

(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

Sobrevivir entre los escombros

Para Jaime Farías Mercado, queridísimo hermano de adolescencia en nuestra ya hoy vieja ciudad Mante.

Hace ya muchísimos años, este columnista tuvo la fortuna de leer los tres libros que escribió el poeta peruano César Vallejo. El primero –Los Heraldos Negros- son un recado al corazón del nuevo hombre; el segundo –Trilce- es la extraordinaria aventura que un hombre desolado por el dolor, recrea en su propio llanto. Pero nada supera a "Los Poemas Humanos", el último tamizador de la maestría y perfección de un hombre aportando su carne viva para que España, su segunda patria, sobreviviera entre los escombros de la guerra. Ahí me encontré un hermoso texto de Vallejo: "Masa". ¿Por qué lo cito? Porque recientemente en lo más escabroso de la patria andina, en Chile, treinta y tres mineros fueron rescatados de una muerte segura. Si esos hoy felices hubieran sido mineros en "Pasta de Conchos", a lo mejor ahí hubieran quedado. En México, empezamos a perderlo todo: El amor por la vida, los valores espirituales. Somos rehenes de la ley del revólver. En Tabasco es vergonzoso que teniendo riqueza material por todos lados, nuestra pobreza espiritual no nos permite unirnos para vencer la adversidad. Los chilenos, ellos sí, se unieron alrededor de sus 33 obreros y triunfaron sobre la muerte. Su proeza "es digna de ser cantada -como bien escribiera otro peruano, José Santos Chocano- en las imbricaciones de una extraordinaria canción". "Masa", el poema de Vallejo, es un canto a la vida y a la fraternidad del ser humano: "Al fin de la batalla y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre y le dijo: '¡no mueras, te amo tanto!'. Pero el cadáver –ay- siguió muriendo. Se le acercaron dos y repitiéronle: 'No nos dejes, ¡valor! ¡Vuelve a la vida!' Pero el cadáver –ay- siguió muriendo. Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, clamando: '¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!'. Pero el cadáver –ay- siguió muriendo. Le rodearon millones de individuos, con un ruego común: 'Quédate, hermano!' Pero el cadáver –ay- siguió muriendo. Entonces todos los hombres de la tierra le rodearon: Les vio el cadáver triste, emocionado; Incorporóse lentamente. Abrazó al primer hombre; echóse a andar… EL NOBEL DE LITERATURA A VARGAS LLOSA Ser literato es una condición de excepción. Hacia los años 50 del siglo XX, cuatro jóvenes –Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Carlos Funetes y Mario Vargas Llosa- iniciaron una carrera literaria con un brillo y esplendor que los proyectó en sólo diez años hacia la cumbre de la literatura universal. Quizá sea injusto de mi parte dejar fuera al chileno José Donoso, autor de esos hermosos textos que son "El obsceno pájaro de la noche" y "El lugar sin límites" y al colombiano Alvaro Mutis. Los editores los lanzaron al éxito acomodándoles una etiqueta: "El Boom", obviamente, porque sus éxitos fueron uno tras otro y de manera arrolladora. Dos de esos cuatro –o seis- obtuvieron el Premio Nobel de Literatura. Cortázar –el de Rayuela- no, quizá porque no alcanzó a madurar cuando la muerte lo sorprendió hace veinticinco años. Tampoco lo obtuvo Carlos Fuentes. Algunos se atreven a asegurar que quien no se porta a la altura de la "Academia", se queda sin premio. Todo lo que critica al monstruo mundial (EU), es analizado por los feroces críticos de la Academia. Esta no se lo dio tampoco a Borges, porque –presuntamente- éste fue un implacable censor de la doble moral de los norteamericanos. Carlos Fuentes igual. Desde las mismas entrañas del monstruo, dando clases en sus Universidades, perdió el "Nobel" por portarse mal… Pero Vargas Llosa lo tiene. Y es un orgullo para los que sentimos a Latinoamericana en las venas, éste "Nobel". A fin de cuentas el peruano, con todo y sus enjuagues con la derecha peruana, sigue siendo uno de nuestros gigantescos monstruos literarios…

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