domingo, 9 de mayo de 2010

Sólo en domingo: Francisco Peralta Burelo / May 09

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(Publicado en el Dairio Tabasco Hoy)

¿Cuál será la mejor edad para ser abuelo?

¿Los cuarenta años, los cincuenta años, los sesenta años, los setenta años, los ochenta años…?, y parémosle de contar. A qué edad se es un mejor abuelo.

¿Cuál será la mejor edad para ser abuelo? ¿Cuál es ésta para usted lector, lectora? Claro, como se dice, para ser un buen abuelo --o una buena abuela-- y para disfrutar más al nieto o la nieta.

¿Los cuarenta años, los cincuenta años, los sesenta años, los setenta años, los ochenta años…?, y parémosle de contar. A qué edad se es un mejor abuelo o una mejor abuela y a qué edad se disfruta más al nieto, vamos a decir, tierno, pequeño… Al que hay que cargar, acurrucar, sentárselo en las piernas, al que alguien --su mamá, en todo caso, y hasta el abuelo o la abuela-- tiene que darle el biberón, ayudar a cambiarle pañales o a bañarlo y vestirlo, al que debe correrse a atender para que no se prive en llanto (y, como decían antes, no se le vaya a reventar el ombligo), al que toda la familia se regocija cuando le sale el primer diente (y el segundo y el tercero…), al que todo mundo le busca parecido, al que empieza a sonreír, al que le da los brazos a quien se los pida, al que hace sus primeras gracias…

¿Cuál será la mejor edad para disfrutar el abuelazgo y para ser un buen abuelo?, ¿para sentir que nada ni nadie toca más su corazón y lo llama más que su nieto o su nieta?, ¿para darle gracias a Dios por semejante regalo?. Quien sabe cuál sea, pero alguna debe de serlo. Quizá cada persona tenga una etapa de su vida --sin que poco o nada influya en ello su edad-- en la que sepa ser mejor abuelo que en otra y en la que disfrute más a sus nietos. Es muy posible que así sea. Usted lector, lectora, ¿Qué cree, o cuál es su experiencia personal? Lo mismo podría preguntarse uno en relación con su paternidad (o maternidad). ¿A qué edad disfruta más a sus hijos y es mejor padre o madre? ¿A los veinte años, a los treinta años, a los cuarenta años, a los…?. ¿Cuál es el momento de nuestra vida para tener hijos y atenderlos y disfrutarlos más? Quizá sea el mismo caso del abuelazgo.

Para ser padre o madre quizá lo mejor sea estar joven (para ver crecer a los hijos y no dejarlos luego en la orfandad), para estar, como también se diría, toda una vida con ellos. Para ser abuelo o abuela tal vez lo mejor sea tener ya cierta edad, ser viejo, inclusive, aunque con salud no muy quebrantada para aguantarle al nieto o la nieta el trajín que luego le imponen ("abuelito: llévame a pasear; abuelito: cárgame; abuelito: brinca conmigo; abuelito…").

Para ser bisabuelito otra debe ser la cosa.

Viene al caso todo esto, lector, lectora, porque hace algunos días, con mis setenta y un años a cuestas, ah, y con nieto de diez meses y más de nueve kilos, me dolí ante mi hija Patricia Eugenia de mi edad.

"Ah, si tuviera treinta años menos", le dije, deseoso de continuar jugando con mi nieto Patricio y, la verdad, casi exhausto por tanto cargarlo. "No papá, si tuvieras treinta años menos andarías metido en otras cosas y no te ocuparías de él", me replicó de inmediato.

Y sí, seguramente con treinta años menos poco tiempo habría tenido para jugar con mi nuevo nieto y disfrutar su etapa de bebé. Como dijo Patricia Eugenia andaría metido quién sabe en cuántas otras cosas y escasos serían los momentos que dispondría para abuelear. Así es la vida, verdad de Dios.

Con treinta años menos --hecho, pues, todo un cuarentón-- estaría vigoroso y mucho sería lo que le aguantaría a mi tierno, pero corpulento nieto, aunque no dispondría del tiempo que ahora dispongo para cargarlo, jugar con él, disfrutarlo, en una palabra, abuelear.

Hoy dispongo casi de todo el tiempo del mundo para estar con mi nieto y vivo la motivación de gozarlo, aunque mis fuerzas no sean las de hace treinta años, cuándo, quizá sobrado de energía, tenía tantas cosas extrafamiliares que hacer que no me hubieran permitido disfrutarlo a plenitud.

Ni modo, así es la vida, y así son los abuelazgos.

P.D. Lorenzo Mollinedo, lector de esta columna y de Tabasco HOY, me dice que tan saludadora es la gente de Jalapa como la de Teapa, lo que desde luego comparto con él.

P.D. Un saludo muy afectuoso para Abiud Pérez Olán, que acaba --eso sí, sin celebrarlo-- de cumplir cincuenta y dos añitos. P.D. Un saludo para Magnolia Reyes Zurita, tabasqueña por los cuatro costados.

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