sábado, 8 de mayo de 2010

Doblefilo: Homero T. Calderón / May 08

ooo
(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

¡Qué chinga nos acomodó el licenciado

LA EXPOFERIA. EL OTRO CHASCARRILLLO.

Veo a la Expoferia desde dos aspectos. Uno, el optimista y otro, el pesimista.

Para su inauguración se pagó la quincena a los burócratas y estos –confiados a lo puro buey- se lo gastaron todo. Qué bonita se veía la gente entusiasmada. Una semana más tarde, Paseo Usumacinta era (es) un panteón. Porque fue la semana donde se despidió a más de tres mil.

Para muchos de estos la vida ya no será igual. Fueron puestos de patitas en la calle. (O, ¿será mejor decir “patitas en escabeche?).

Recuerdo aún cuando dejó de ser gobernador el licenciado Salvador J. Neme. Uno de sus más allegados en el equipo de prensa, el periodista Abiud Pérez Olán, hoy mejor conocido como el “Chito” Ríos (Porque tiene la bola más lenta que el juchiteco), apesadumbrado por la partida de su amigo Neme Castillo, nos dijo a muchos que lo rodeábamos:
“Qué chinga nos acomodó el licenciado. Si cuando menos nos hubiera enseñado a trabajar”.

Así pasa hoy. Muchos de los burócratas despedidos, pensando que porque tenían diez o doce años, no los iban a echar, se encuentran hoy desolados, tristes, apesadumbrados. Nunca aprendieron a trabajar. Pero igualmente, el gobierno no ha creado las condiciones en la iniciativa privada para que ésta absorba tantísima mano de obra.

Todo este “affair” me provoca urticaria, y la única manera de combatirla para este columnista sería, o se atarraga un Herradura Reposado o cuenta algún chascarrillo. Obviamente, sale mucho más barato contar un chascarrillo.

Sucede que en cierta escuela primaria, el profesor preguntó a sus alumnos cuál era el oficio u ocupación de sus señores padres. Surgieron las clásicas respuestas: mi papá es lechero, carnicero, electricista, periodista (ay mojo).
El único que se quedó callado como siempre, fue el simpatiquísimo Pepito.

--¿Y tú por qué te quedas callado?, pregunta el profesor al alumno…
--La verdad, maestro, me da pena decirlo. Mi papá trabaja en un antro gay, se viste de mujer, baila alrededor de un tubo, se quita prenda por prenda hasta que se queda solo con una minúscula tanguita.

--“Luego, él pide a los hombres que le aplaudan y que le pongan entre la tanguita los billetes. Cuando ya termina, se guarda los billetes, pero en caso que a mi papá le guste alguno de los hombres que le aplauden, se lo trae a casa. En casa hacen el amor y mi papá gana mucho más dinero”…

El maestro, alarmadísimo, le ordena que ya no siga, ordena a los demás alumnos que se vayan a tomar viento fresco al patio mientras interroga a Pepito…
--“¿De verdad Pepito, tu padre hace todas esas chingaderas en su trabajo?, lo interroga el profesor…
--“La verdad, no, contesta Pepito. Mi papá en realidad es diputado, pero me da mucha vergüenza decirlo delante de estos bueyes”…

La elección de la Flor de Oro

La idea que se tuvo de hacer ganar a chaleco a la Señorita Centro, Mariana Mier y Terán, tuvo como resultado que una muchacha, muy bonita, la Señorita Jalpa de Méndez, triunfara. El plan, muy ranchero, trató de enfrentar a la señorita Mier y Terán con la embajadora de Teapa.

Podría haber funcionado el truco a favor de la primera, pero hirieron la sensibilidad de la gente de Cunduacán y Comalcalco, cuyas embajadoras quedaron injustamente fuera de competencia.

Esto hizo que las “porras” de estos municipios se unificaran pero a favor de la candidata más “débil”, la Señorita Jalpa de Méndez. Si esto sucediera a la hora de escoger candidato a la a gubernatura del estado en el 2012, a lo mejor se repite el caso de la elección de la Flor más Bella 2010.

El otro chascarrillo

Un grupo de estudiantes de una Universidad caras, invitó a una de sus fiestas al profesor Cascarita. La idea era ridiculizarlo porque –tiro por viaje- el profesor de marras hacía un reprobadero impresionante. Ya con algunos tragos encima, uno de los estudiantes le dirigió un discurso muy agresivo:

--“Sabemos, querido maestro, que usted es parte de una generación muy rupestre, muy primitiva, mientras nosotros tenemos todo lo que ustedes los viejos nunca tuvieron.

Tenemos televisión de plasma, computadoras inalámbricas, navegamos por internet, tenemos el “blagberry”, somos parte de los viajes al espacio intergaláctico, estamos a punto de llegar al planeta Marte. Por eso lo comprendemos, por eso justificamos el odio que usted nos profesa a la hora de reprobarnos, porque nunca tuvo lo que tenemos nosotros”…

Se hizo un silencio impresionante cuando el estudiante terminó su jaculatoria. Poco a poco, el profesor Cascarita, como le decían sus irrespetuosos alumnos, se fue levantando para responder a la taleguiza que le había puesto su alumno unos minutos antes:

--“Tienes razón, muchacho. Soy parte de una generación que –como tú dices- nunca tuvo lo que ustedes tienen. Y te voy a decir por qué: Porque estábamos muy ocupados inventando todas las pendejadas que ahora dices que ustedes disfrutan.

Nosotros no teníamos nada, es cierto, cabrón, porque estábamos dedicados a crear para la generación del futuro y ustedes, pedazo de pendejo, ¿qué están haciendo para la generación que viene después de ustedes?...

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