sábado, 29 de mayo de 2010

Doble Filo: Homero T. Calderón / May 29

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(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

Reflexiones en el 'Dolce Amaro'

El jueves 27 pasado –antier, pues- tomé de nuevo rumbo a la región de los Ríos. Llegué a Emiliano Zapata. Este municipio me gusta. Hay algo en él que te dice: “detente y mírame”. Luego está la amistad que cultivo con Miguel Ángel Jiménez Landero, hoy presidente municipal, desde hace un poco más de veinte años.

Ergo entonces, apenas llego a Zapata, me traslado al feudo de las doñas Rosangela Galli y Simona Ceriotti donde, ya instalado, me repatingo y disfruto de ese exquisito café que preparan estas damas en su feudo “Dolce Amaro”, que conjuga no solo las mejores infusiones del café orgánico mexicano con acento italiano sino otras delicias como los helados.

¿Cuál sería el valor agregado de tales delicias? Que tanto Rosangela como Simona los preparan con sabiduría y entrega. Usted sabe muy bien que los “ítalos” son de esos genios que lo mismo diseñan una cocina, que una sartén, que una máquina para producir café o un helado fuera de serie. Ergo entonces, el arte culinario les sale a perfección.

Tienen –además- mis amigas otra ventaja: en México, en Tabasco, la fruta que en Italia no se produce, lo cual aumenta su costo, aquí sale prácticamente regalada.

Los mangos son francamente sensacionales y en todo Tabasco nadie les hace caso, se caen y se quedan para festín de los pájaros. Entonces, los helados de las italianas son “bocatti di cardinali”. Y las fresas, aunque producidas en la ciudad de Irapuato, a más de mil kilómetros de Tabasco, han invadido todos los rincones de la patria y hoy el kilo anda por módicos veinte pesos.

Ponga usted estas herramientas del sabor y otras frutas más en manos tan ascendosas y aquello se convierte en un prodigio para el buen gusto de los viandantes que –como este su servidor- van de periplo en periplo por esa región tan estimada, donde mis amigos se multiplican de manera extraordinaria.

Así que cuando usted visite Emiliano Zapata, no deje de deleitarse con el “afogato al café” o el “sorbeto al limone” o –simplemente disfrute de ese inconfundible sabor y aroma que nuestros cafés orgánicos de Chiapas, Oaxaca, Tabasco y Veracruz producen. Usted sabrá si se lo pierde…

JUSTICIA AL MEJOR POSTOR

Recientemente, el presidente Felipe Calderón, expresó algo que me dejó turulato: “En México –dijo- la justicia se vende al mejor postor”. Incrédulo, voltée a ver a mi Toña que –arrepatingada a mi lado- tampoco daba crédito a lo escuchado.

Unas horas después, Gregorio Sánchez, candidato del PRD-PT y Convergencia a la gubernatura de Quintana Roo, era capturado por la PGR. ¿Fue su prendimiento una “venta al mejor postor”? Como las preguntas me dan hambre y miedo, he de acudir al infaltable chascarrillo para sacarle la vuelta al bulto.

Este cuentecillo se refiere a dos abogados. Se que usted estará pensando quizá en Chicho Oropeza o Tito Villegas, pero no, no es ninguno de los dos. Estos dos gaznápiros del cuento, tenían una rara manera de joderse entre si: intercambiaban placeres sexuales –sin saberlo (eso creo yo)- con sus esposas.

Un día, a la puerta de uno de esos moteles de “pago por evento”, se encontraron cada uno con la mujer del otro. Fue un encuentro difícil. Se mentotearon la madre como nunca pero luego, al ver que mucha gente se arremolinaba a su alrededor, uno le dijo al otro:
-“Coleguita, yo creo que si somos civilizados, su mujer, que viene conmigo, debería regresar con usted a su coche y mi mujer, exijo que me la regrese al mío…

--“Me parece perfecto coleguita, dijo el otro, pero –para empezar- usted ya está saliendo del motel y yo apenas voy entrando”…
Esto quiere decir que las broncas, por muy cabronas que sean, se pueden resolver, incluso las declaraciones del presidente. ¿No lo cree usted así? Digo…

OTRO CHASCARRILLO

EN ARAS de seguirme haciendo “indejo” para no comprometerme con la violencia, he de narrar otro cuentecillo que refirió en la llamada “Mesa 33”, cuyo primer oficiante es el compadre Manuel F, Ordóñez Galán, el arquitecto Jorge Orrico. Dice que alguna vez estaban un ingeniero mecánico y otro especialista en mecatrónica, analizando quién podría ser el diseñador del primer ser humano. El mecánico aducía:

--“Compañero, el cuerpo humano fue diseñado hasta en su últimos detalles por un ingeniero mecánico. Cosa de observar la perfección de la cabeza, de los brazos, de las piernas. Todo es un dechado de buena mecánica…

--“Está usted francamente equivocado, respondió el ingeniero en mecatrónica. El hombre fue diseñado por un colega mío. Baste ver la calidad de las articulaciones, el cerebro, los impulsos nerviosos. Eso no lo puede ni pensar ni diseñar un ingeniero mecánico”…

Tercia el arquitecto Jorge Orrico para detener el bizantino diálogo:
--“Déjense de pendejadas, dijo, el hombre fue diseñado por un ingeniero civil. A nadie que no fuera uno de estos se le habría ocurrido poner la salida de las aguas negras al lado de las áreas de recreación”…

No quiero con esto poner en entredicho a los “civiles” porque –para empezar- los admiro como hombres de ciencia, pero la contundencia con que el arquitecto Orrico dijo lo anterior, me hace ser –como en el poema de “La casada infiel”- muy comedido. Nos leemos entonces el próximo lunes, D.M.…

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