miércoles, 5 de mayo de 2010

Boblefilo: Homero T. Calderón / May 05

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(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

Unos al desempleo, otros a la gloria

La mañana de ayer martes me agarró como al tigre de santa Julia. Mi teléfono repiqueteó como nunca. Referirse a asuntos donde la corrupción es parte de nuestra sociedad, concita al cotilleo. Por ejemplo, este columnista siempre pensó que su amigo, el periodista Abiud Pérez Olán, era de lo mejorcito de sus relaciones personales. En realidad, la recta de Abiud es mucho más lenta que la del “Chito” Ríos.

En otros asuntos llegados a mi escritorio, abundan sobre lo que este columnista critica sobre la corrupción en el Tec de Comalcalco; el derrumbe moral de los sindicatos de la educación, el viaje colectivo que Roger Arias hizo al D.F. para mostrar (¿?) su músculo.

En tanto, el gobierno de Tabasco, urgido por las necesidades más apremiantes y la Secretaría de Hacienda, que siente que podría desatarse una situación sin control, finalmente empezó a despedir a importantes segmentos de la burocracia tabasqueña. Usted sabe, ver en la portada del Tabasco HOY a amigos tan entrañables como Luchi Priego, Pedro Reséndez o Vladimir Bustamante en plena calle, es como para que te de el “telele”.

Con los amigos –lector lectora- hay que estar hasta la muerte o –mínimo- hasta que los corran. Pepe Zurita, columnista de esta casa editorial ya le había tomado cariño a Pedro Reséndez como asesor del gobernador. Y éste, sincero como siempre, alguna vez le dijo a Pepe, quien se quejaba de su poca penetración en el equipo de comunicación social gobernante, que se aguantara, “al fin que los gobiernos del estado son sólo de seis años”.

Sin embargo, la rasuradora marca Granier le llegó hasta el mismísimo Reséndez, que nomás duró tres años y cachito. Esto es un Tabasco inédito, que no tenía despidos colectivos desde el gobierno de Manuel Gurría Ordóñez. Lo cierto es que un agobiado régimen tuvo que deshacerse de muchísima perrada que –en realidad- poco hacían, o mejor dicho, nada producían.

PARALELAMENTE, unos kilómetros más allá de nuestras fronteras estatales, en el municipio de Estación Juárez, en el norte de Chiapas, un queridísimo amigo, Carlos Mario Pérez Gallegos, contrariamente a lo que pasaba con mis amigos de la política criolla, se convirtió en el candidato de la alianza entre los partidos PRD, PAN y Convergencia.

¿Qué trata de conseguir Carlos Mario? La presidencia municipal que por hoy ocupa Juan Carlos Quevedo en esa septentrional ciudad ganadero-petrolera. Contra lo que pudiera suponerse, el candidato por esta inusual alianza no se ve que tenga enemigo poderoso, si nos referimos que enfrente solo tiene al priista y médico Mancilla, que pese a sus muchos años aposentado en Juárez, sigue siendo considerado “alguien de fuera”.

En la unción como candidato de Pérez Gallegos, estuvo lo más granado de la sociedad “juareca”, incluidos Martita Silva, cristiana dama de esa distinguida sociedad, así como la familia Barba Arrocha, con todo y el popularísimo cantante Reyli, nacido en esa comunidad chiapaneca. Nadie duda del triunfo electoral de Pérez Gallegos…

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