sábado, 17 de abril de 2010

Villahermosa Antigua: Antonio Vidal Cruz /Abr 17

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Villahermosa Antigua

1930 – 1950

(Legado a la actualidad)


Calle Doña Marina, ahora doña Fidencia

(I Parte)

La calle de Doña Marina llevaba ese nombre en honor a la Malinche, bautizada así por los españoles. Pero al comienzo de la década de los años 30, cuando las autoridades municipales decidieron realizar una serie de cambios de nombres en algunas calles de la ciudad, vecinos del lugar hicieron una manifestación que salió publicada en el periódico Redención, el 14 de febrero de 1931, solicitando que también se modificara el nombre de la calle doña Marina. El día 27 del mismo mes y año, las autoridades renombraron esa calle, denominándole Doña Fidencia.

Otros dicen que fue don Tomás Garrido quien había comprado una parte de la Quinta Salud a un precio económico a los familiares de doña Fidencia “con la condición que a ella se le inmortalizaría con el nombre de una calle”, y esa habría sido la verdadera razón del cambio de nombre.

La historia cuenta que:

Fidencia Fernández Veraud fue una mujer de grandes atributos, su belleza la hacía muy atractiva, era oriunda de Cunduacán, de una familia acomodada, propietaria de grandes extensiones de tierra, lo que hizo que se trasladaran a vivir a Villahermosa.

El país parecía un tablero dividido entre liberales e imperialistas, por lo que el 3 de agosto de 1863, llega a Tabasco el capitán Eduardo González Arévalo, para posesionarse del Estado con sus fuerzas invasoras. En sus recorridos de exploración por esa zona, conoció a Fidencia y quedó impactado por la belleza de esta ilustre tabasqueña, quien contaba con solo 18 floridos años, de quien se enamoró perdidamente.

De 20 años de edad, el capitán Arévalo decidió que antes de un mes tomaría por esposa a tan guapa mujer. Naturalmente sin contar con la expresa aceptación de Fidencia, ni tampoco con la autorización de sus padres.

Tan seguro estaba González Arévalo que su empresa sentimental sería llevada a feliz término que pidió a Francia telas finas de la mejor calidad, una elegante vajilla y exquisitos licores con lujosas etiquetas que ostentaban los nombres de Eduardo y Fidencia. Pero la muchacha, temerosa que el invasor llegara a realizar su propósito, tomó una resolución atrevida y obedeciendo instrucciones de sus padres, esperó el mejor momento no sólo para abandonar el municipio, sino el Estado y el país. Breve historia para ilustrar al lector para tener conocimiento del motivo, por el cual se decidíó cambiarle de nombre a la mencionada calle.

Después de dar referencia sobre el nombre de esta calle en sus dos versiones, empezamos el recorrido, narrando lo que en la época referida existía, no fielmente, sino, conforme el autor va recordando, lo más apegado a la verdad.

En la acera de la izquierda de Sur a Norte, como es costumbre, en la esquina con Ignacio Zaragoza, en cierta ocasión estuvo un consultorio médico y luego una farmacia; más adelante, casas de familias que desconozco.

Tres casas antes de la esquina con la calle Simón Sarlat Nova, estaba el domicilio de don Alonsito García, originario de Nacajuca, y que todas las tardes sacaba dos mecedoras, para ponerlas en la banqueta, una de cada lado de la puerta de entrada, para tomar el aire fresco de la tarde y distraerse platicando con su señora esposa.

Seguidamente se encontraba una casa de huéspedes de una señora de buen ver, que tenía muy buen gusto para su arreglo personal. La fachada de la casa estaba recubierta con azulejos de un color verde atractivo, de buen gusto; después de este domicilio, estaba la casa de los hermanos Naguat, que contaba con tres miembros, de carácter generoso y buen trato, entre ellos dos mujeres; una era maestra de primaria, la otra se dedicaba a los quehaceres domésticos, y por su parte el hermano de ambas se dedicaba al corte y confección de ropa para caballeros, quien por sus actividades profesionales, ocupaba la pieza delantera de la casa, donde tenía su máquina de coser y una mesa amplia para hacer los trazos correspondientes, planchar las piezas ya terminadas para su entrega a la clientela, además, en una parte de la mesa, contaba un maniquí de medio cuerpo, para exhibir las prendas en espera de ser entregadas. Hay que hacer notar, que las tres personas contaban con una estatura de aproximadamente un metro y medio.

En la esquina con la calle Simón Sarlat, se encontraba la casa habitación de don Juanito Marcín, quien se desempeñaba como administrador del ingenio “Dos Patrias”, ubicado en el municipio de Tacotalpa, propiedad del licenciado Federico Jiménez Paoli, “Pico” Jiménez, radicado en la Ciudad de México y que también contaba con una casa en la calle Sáenz, casi esquina con Reforma, donde se ubicaban las oficinas del licenciado Pico Jiménez, siendo el jefe de esas instalaciones precisamente don Juanito Marcín.

De la cuadra, de Sarlat a Méndez, no doy ninguna referencia, por desconocer quienes habitaban en esos domicilios.

Ahora bien, en la siguiente cuadra, de Méndez a Sánchez Magallanes, después de la esquina con Gregorio Méndez, estaba la casa de Chente Zapata Tosca, domicilio que contaba con una banqueta como de medio metro de alto, con el fin de que no entrara el agua de creciente.

Chente, era hijo de don Víctor Zapata Frías, dueño de una tienda en Martínez de Escobar y Madero, dedicado al comercio de gramíneas de la región, de nombre “Estación de la Chontalpa”. Don Víctor, además, fue abuelo materno del actual Secretario de Salud, Luis Felipe Graham Zapata.

Además, Chente acostumbraba a sacar una mecedora a la banqueta de su casa para recrearse, saludar a los amigos y también se dedicó a las reseñas del beisbol, como cronista.

De Chente Zapata seguía la casa de Héctor Alamilla, quien llegó de la Perla de la Chontalpa, Comalcalco, y se casó con una hija de la familia Franco Torres, avecindada en la avenida 27 de Febrero, cerca de Cruz Verde. Héctor se dedicó muchos años a preparar jugos de frutas en el mercado Gregorio Méndez, y al puesto donde los preparaba le puso por nombre “El Juguito”. Del mercado se mudó a la calle Aldama, cerca del taller de sastrería “El Maestro”, precisamente del maestro Macdonal.

Comentarios: vhsa_antigua@hotmail.com

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