miércoles, 21 de abril de 2010

Doble Filo: Homero T. Calderón /Abr 21

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(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

Irregularidades municipales (II)

El pasado lunes 19, este columnista le daba datos sobre un problema que involucra a la empresa Sport City, propiedad de Antonio Espinosa de Los Monteros, propietario de un edificio que alberga instalaciones deportivas, a la que el Ayuntamiento de Centro concedió ilegalmente una licencia para construir un gimnasio de lujo. La construcción de este inmueble habría afectado en dos vertientes a una desarrolladora inmobiliaria. Una de esas vertientes afectó estructuralmente las casas que la señora María del Pilar Herrera construye a unos pasos del ilegal edificio de Espinosa de los Monteros y la segunda vertiente, que --visualmente-- las casas ya no tienen ningún atractivo porque enfrente de ellas quedó una mole de 30 metros de altura.

Nótese que este columnista habla de “ilegalidades”. Obviamente, partiendo de que la primera licencia --uso legal del suelo-- fue concedida por un rapaz ingeniero de nombre Ernesto Miranda Roca, subdirector de Regulación (Uso del suelo) del Ayuntamiento de Centro y ratificada posteriormente por el director de Obras Públicas del mismo Ayuntamiento, Roberto Ocaña Leiva. Este último, en fechas anteriores a la licencia concedida a Antonio Espinosa de los Monteros, había igualmente negado una licencia similar a la señora María del Pilar Herrera para que ésta construyera un edificio de apartamentos de lujo. En realidad, Miranda Roca es en este momento carne de presidio si los jueces entienden que fue el que vendió la ilegal licencia a Antonio Espinosa de los Monteros.

Pero también es culpable un ingeniero de nombre Juan Aldasoro Robles. Este incapaz constructor, suspendido durante diez meses en su trabajo por el Colegio de Ingenieros de Tabasco, es el autor material de todo este desmadre.

Para empezar, pasándose por debajo de los testículos el reglamento de construcción, está perjudicando a terceros porque su edificio, osadamente planeado para que su estructura luciera en arriesgados “cantilibers”, tuvo que ponerle unos “horcones de acero” porque si no se los pone, el edificio se cae por el mismo peso de su estructura.

Pero lo que habla de su mala leche como ingeniero consultor y perito, es que transgrediendo toda recomendación, ¡no dejó zonas de donación para que el edificio respire! Y en la peor de sus decisiones, solo se le ocurrió desalojar las aguas residuales del edificio hacia fosas sépticas que --desgraciadamente-- se inundan por su poca capacidad de almacenamiento y no tienen hacia donde salir, ¡porque el edificio no está conectado al drenaje!

¿Y hacia dónde las echa Aldasoro?
¡Hacia el espejo del vaso regulador aledaño al edificio! La bronca es que en unos cuatro meses más, si sigue echando toda la mierda del edificio, aquello será una cloaca gigantesca! ¿Y las autoridades de la Semarnat? Bien, gracias…

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