martes, 13 de abril de 2010

Doble Filo: Homero T. Calderón /Abr 13

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(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

Los mejores momentos tabasqueños

No vive Tabasco sus mejores momentos políticos. Somos un estado con diversos y graves problemas económico-administrativos. A éstos habría que agregarle muchos graves yerros en lo político. No hay como antes expectativas reales de que uno de nuestros mejores hombres o mujeres aspiren al cargo máximo de gobernador, sencillamente, porque son políticos muy reciclados.

Recientemente, este columnista ha recreado el espectro de sus ventajas y desventajas clasificándolos en un “ranking” que trata de situarlos en su real medida. Y se ha llevado una sorpresa muy desagradable: pocos son los políticos de auténtica envergadura.

La mayoría provienen aún de aquel gobierno que se preocupó porque aprendieran, el de don Mario Trujillo Martínez. Fuera de ese gobierno, pocos destacan. No es sin embargo mi intención hablar hoy de eso, por el contrario, quisiera recrear otros momentos más agradables.

Por ejemplo, ¿cuál fue el momento más agradable para Tabasco en la revolución de 1910? Obviamente, el surgimiento de uno de los próceres de ese movimiento armado: don José María Pino Suárez.

Nadie recuerda ya las hazañas que un hombre honesto, contrario a muchísimos tabasqueños de hoy --merced al comercio y las empresas-- son auténticos filibusteros.

Don José María quizá usted lo sienta poco tabasqueño porque su educación, como la de muchas generaciones del pasado, fue hecha en Yucatán. Ese delicioso “yucatequismo” quizá apartó al héroe revolucionario de su identidad con Tabasco.

Luego de él tuvieron que pasar muchísimos años para que Tabasco tuviera otra pareja sensacional en la política: en los años 80 del siglo pasado, dos figuras extremadamente talentosas y grandes, coparon el panorama de la política criolla.

Nicolás Reynés Berezaluce, el popularísimo “Chipilín”, quien fue presidente de la Gran Comisión de la Cámara de Diputados. Paralelamente, en el Senado, otro tabasqueñísimo político, Salvador J. Neme Castillo, nos hizo felices a muchos como presidente de la Gran Comisión de esa Cámara. ¿Cuál habría sido la gracia de ambos políticos tabasqueños? Que contrariamente a Carlos o Roberto Madrazo, a la hora que le tocó a Neme Castillo asumir la gubernatura del estado, el apodado “Chipilín” Reynés, nunca lo cuestionó. Por el contrario, maduramente, se hizo a un lado para que gobernara su amigo Salvador.

Luego, la rueda del poder hizo a Tabasco el enésimo milagro: formar a dos de sus mejores hombres jóvenes de política: Andrés Manuel López Obrador y Roberto Madrazo.
Contrariamente a Neme Castillo y Reynés Berezaluce, el “Peje” y Madrazo se enfrascaron en la más negativa pelea por ser el Presidente de la República. Estuvo mejor situado Andrés Manuel que Madrazo, pero ese acuerdo que todo Tabasco esperaba para que uno de los dos cediera su lugar al mejor calificado, nunca llegó, pues Madrazo prefirió sabotear cualquier intento de López Obrador por alcanzar el sueño para que todos fuéramos diferentes como estado.

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